Hablar con una mujer que te gusta no debería ser una tarea tan difícil. ¿Por qué tendrías que ponerte nervioso al hacerlo?
¡Quizá la ansiedad de evitar que te rechace por aburrido o inseguro tenga algo que ver!
No basta con sentirte seguro de tí mismo (o aparentarlo teniendo dos tragos encima), al conversar con una chica debes cumplir estas sencillas reglas para disfrutar totalmente el encuentro:
El error más común: no verla de frente
En la época de las cavernas, los hombres salíamos desde muy temprano en la mañana para salir a cazar, mientras que las mujeres se quedaban en las cuevas cuidando a los niños y viendo Marimar.
En nuestro caso, debíamos permanecer completamente silenciosos durante horas, manteniéndonos al acecho. Si llegabas a voltearte para preguntar “Eh, ¿Cómo han quedado en el juego de fútbol anoche?“, corrías el riesgo de espantar al único antílope del día, y es difícil mantener una familia comiendo raíces.
Para las mujeres era otra historia: ellas prácticamente desarrollaron el lenguaje pues se la pasaban hablando todo el tiempo. ¡Por eso es que a veces nos cuesta tanto entenderlas!
En todo caso, los hombres aprendimos a comunicarnos “hombro con hombro“, esperando a nuestra presa. Ellas podían hablar todo lo que querían frente a frente.
Las mujeres hablan de frente;
los hombres preferimos de lado.
Es por ello que siempre será mejor hablarle a una mujer totalmente de frente, cara a cara; las mujeres asocian el hablar “de lado“, o viendo en la misma dirección, con un compañero o amigo… Y tú no quieres caer en esa clasificación, ¿Cierto?
Hablar con una mujer es exactamente igual a bailar con ella.
Conversar es como bailar; si bien ambos deben moverse al unísono, uno de los dos debe dirigir la sincronía. Ésta es una de tantas contradicciones femeninas: a las mujeres les gusta sentirse independientes, pero teniendo a su lado un hombre que las guíe.
Nada de dominar ni limitar, sólo guiar. ¡Como en el baile!
Si no sabes del tema del que está hablando, no te hagas el listo (como cualquier tonto lo haría); pregúntale algún detalle que la invite a seguir expresándose. Si habla de la universidad, pregúntale sobre el campo de trabajo de su carrera.
Procura no convertir la conversación en una ronda de preguntas; esto no es “¿Quién quiere ser millonario?“, es una proporción 50-50 (Sí, como el comodín). El intercambio de palabras debe ser fluido y equilibrado entre ambos… Y no preguntes ¿Terminaste? o ¿Es mi turno?, a menos que quieras parecer Sheldon Cooper.
“Prestarles atención“ es poco.
Si bien es cierto que a las mujeres les atrae un hombre que tenga un halo de misterio o sea inalcanzable desde algún punto de vista, eso debes dejarlo en la etapa de “observación“, o cuando ella está analizándote previo a la conversación.
Cuando estés hablando con una mujer, debes asegurarte de tener los cinco sentidos en todo lo que te dice.
Recuerda que los hombres procesamos los detalles de las conversaciones de manera distinta a ellas. Las féminas prácticamente almacenan de manera automática todo lo que escuchan , pues se expresan de la misma manera como funciona su memoria.
De allí su abuso de los pronombres personales nominativos (Él, Ella, Ellos, Ellas), para referirse a prácticamente cualquier cosa que mencionó hace más de una hora (su perro Firulai, su sobrino Francisco), y que se supone que tú entenderás en todo momento de qué demonios está hablando.
En más de una ocasión ella dirá “No sabes cuánto me gusta cuando él me hace caso“, y no sabes si se refiere al perro o al sobrino.
Es desesperante a veces, pero concentrarse ayuda.
Deja la política, la religión y a tu “ex“ del otro lado de la puerta, por favor.
Si tu atención empieza a fugarse por la ventana y empiezas a contar cuántas veces le han disparado a Bruce Willis a lo largo de su carrera cinematográfica, ella lo notará inmediatamente. Los seres humanos revelamos nuestra atención por la frecuencia con la que movemos los ojos, los cuales se desplazan con más rapidez cuando estamos atentos a nuestro entorno (y a lo que ella nos dice).
Si tu imaginación empieza a despegar mientras ella te habla, no sólo tus ojos dejarán de moverse, también pestañearás menos… y ya sabes lo que eso significa.
No permitas que la tecnología eche todo a perder
En esta época de la humanidad (digamos, desde Whatsapp para acá), usamos nuestros teléfonos móviles para todo, menos para lo realmente necesario.
Evita que las notificaciones de tu móvil rompan la magia del momento. No sólo perturbarán tu atención, también harán que te veas disperso y desinteresado.
Para una mujer hay pocas cosas tan llamativas que alguien que les regala toda su atención. La próxima vez que vayas a un sitio público, mira cuántas parejas están metidas de frente en sus móviles. ¡Es preocupante!
Combate esta necesidad de estar revisando compulsivamente tus emails y mensajes. De seguro pueden esperar 45 minutos. Ella te admirará por eso.
No hables de lo que tienes; háblale de lo que aspiras.
Contrario a lo que piensa la mayoría de los hombres, a las mujeres no les gusta que alardees de tu dinero, las propiedades o el coche que tienes. Eso las aburre tremendamente, e inclusive pensarán que eres un perfecto imbécil.
Independientemente de que tengas un Loft en la torre Trump o que vivas con los ojos puestos en el quince y último, debes hablarle de tus aspiraciones, de lo que quieres alcanzar. De acuerdo, puede ser impresionante lo que hayas alcanzado hasta ahora, pero para ellas cuenta más ver a alguien con un norte y las ganas de llegar a a él.
Y si se lo dices mientras pasean en el Audi de Tony Stark, ayuda un poco.
Más que expresarle ideas, cuéntale experiencias que las ilustren.
No es lo mismo mencionar que el meteorito que acabó con los dinosaurios medía 10 kilómetros de diámetro, a narrar lo que sentiste cuando estuviste al borde del Cráter de Chicxulub. Básicamente estás diciendo lo mismo, pero en el segundo caso estás añadiendo dos ingredientes esenciales: emociones y Storytelling.
Lo cierto es que a los hombres nos encantan los datos, estadísticas y hechos curiosos; pero las mujeres prefieren narrar su asociación emocional con esos hechos. Por esto es que para hablar con una mujer, debes pensar como una.
De seguro ya sabes cómo cautivar narrando historias, y precisamente éste es el momento donde debes poner esas habilidades a brillar.
No ofrezcas sólo datos,
cuenta historias.
¿Ves que no es nada difícil hablar con una mujer? pero lo más importante es el cierre: no te despidas sin antes asegurarte que el encuentro se repetirá, quizá en un ambiente distinto… como la inauguración de una exhibición en un museo o un concierto de Black Sabbath.
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