Un artículo de El País/ GDA / El Nacional expone que el humor sigue estrategias cerebrales diferentes para hombres y mujeres. Para la población masculina, lo ilógico basta para despertar el sentido del humor, mientras que las mujeres requieren que esas situaciones absurdas sean graciosas y provoquen la emoción de lo divertido.
“El metanálisis, realizado en la Universidad de Navarra, se resume en un vídeo divulgativo y sus autores son Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular; Carlos Bernar, especialista en Comunicación Audiovisual y Enrique Sueiro, experto en Comunicación Biomédica.
El estudio explica desde un punto biológico qué sucede en el cerebro desde que nos cuentan un chiste hasta que se desencadena la risa: primero usamos áreas de la corteza cerebral para procesar palabras y darnos cuenta de que lo escuchado o leído no tiene sentido. Después, la zona que procesa los sentimientos; allí lo absurdo o gracioso genera una emoción placentera porque entra en acción la dopamina, la hormona de la felicidad.
Los chistes más reídos suelen caracterizarse por utilizar juegos de palabras para crear situaciones absurdas. En general, las mujeres emplean más áreas cerebrales y, sobre todo, integran más lo emocional. La mayor activación cerebral en la región prefrontal en las mujeres sugiere un mayor uso de la memoria a corto plazo en el procesamiento de la coherencia, el giro mental, la abstracción verbal, la atención autodirigida y el análisis de lo relevante, explica López Moratalla.
Esta experta compara el proceso cerebral del humor entre hombres y mujeres con un mapa de Metro: «Aunque los puntos de partida y llegada coincidan, las mujeres emplean más estaciones e implican mayor recorrido. Tanto en ellos como en ellas captar lo absurdo hunde sus raíces en la capacidad específicamente humana del cerebro ejecutivo de almacenar, manipular y comparar elementos interdependientes».
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